El cuento de los sentidos

El cuento de los sentidos (versión adaptada)

(Brihadaranyaka Upanishad, Sexto Adhara,  Primer Brahmana, del nº 7 al nº 13)

Estaban los sentidos discutiendo entre ellos acerca de cuál era el más importante de todos para el cuerpo. La lengua decía lo importante que era porque en ella residía la facultad del habla, de la transmisión de conocimientos e información. Los ojos decían que ellos eran más importante porque tenían la facultad de la vista, y sin poder leer ¿Cómo adquirir los conocimientos? El oído, por su parte, apostaba por ser el sentido más importante ya que, de qué sirven los conocimientos si no se puede ser escuchados. La mente, insistía que tenía la facultad de conocer y sin ella de nada servirían los demás sentidos, puesto que nadie comprendería nada. La semilla, imperaba que para qué servía el conocer ¿si no se podían transmitir los conocimientos a las futuras generaciones? La respiración no hablaba mucho, sólo decía que tenía la facultad del olfato, y los demás sentidos se reían de ella. Para dilucidar quién era el más importante, se presentaron ante Brahma y ansiosos le preguntaron: 

– “Señor, ¿Quién de nosotros es el más valioso?”. 

El replicó: – “Aquel cuya ausencia cause mayor mal al cuerpo, ese será el más importante”.

Entonces la lengua (el habla) se marchó, y después de estar un año ausente, volvió y dijo: – “¿Cómo habéis podido sobrevivir sin mí?”. 

Ellos le contestaron: – “Como la gente muda, sin hablar con la lengua, pero respirando con la respiración, viendo con los ojos, oyendo con el oído, conociendo con la mente, engendrando con la semilla. Así hemos vivido”. Entonces volvió la lengua de nuevo al cuerpo. Se marcharon los ojos (la vista) y volvieron al cabo  de un año y dijeron: – “¿Cómo habéis podido sobrevivir sin nosotros?”. 

Ellos les contestaron: – “Como la gente ciega, que no ven con los ojos, pero respirando con la respiración, hablando con la lengua, oyendo con el oído, conociendo con la mente, engendran con la semilla. Así hemos vivido”. Entonces volvieron los ojos de nuevo al cuerpo. Se marcharon las orejas (el oído) y volvieron al cabo de un año y dijeron: – “¿Cómo habéis podido sobrevivir sin nosotras?”. 

Ellos le contestaron: – “Como la gente sorda sin oír con el oído, pero respirando con la respiración, viendo con los ojos, hablando con la lengua, conociendo con la mente, engendrando con la semilla. Así hemos vivido”. Entonces volvieron las orejas de nuevo al cuerpo. Se marchó la mente (el conocer) y después de un año ausente volvió y dijo: – “¿Cómo habéis podido sobrevivir sin mí?”. 

Ellos le contestaron: “Como tontos y locos, sin conocer con la mente, pero respirando con la respiración, viendo con los ojos, hablando con la lengua, oyendo con el oído, engendrando con la semilla. Así hemos vivido”. Entonces volvió la mente de nuevo al cuerpo. Se marchó la semilla (la reproducción) y volvió al cabo de un año y dijo: – “¿Cómo habéis podido sobrevivir sin mí?”. 

Ellos le contestaron: “Como los estériles sin engendrar con la semilla, pero respirando con la respiración, viendo con los ojos, hablando con la lengua, oyendo con el oído y conociendo con la mente. Así hemos vivido”. Entonces volvió la semilla de nuevo al cuerpo. La respiración (vital), cuando llegó el momento de marcharse, destrozó al resto de los sentidos, lo mismo que un brioso se deshace de las ataduras que lo tienen atado. Entonces ellos le dijeron: “Señor, no te vayas. No podremos vivir sin ti”. El dijo: Entonces hacedme una ofrenda”

Ellos dijeron: “Que así sea”

Por eso la correcta respiración es una fuente de energía y de vida. Casi no hay “Veda” (libros de conocimiento) que no señalen la importancia de la respiración, ya que podemos pasar días sin comer o incluso sin beber, pero sin respirar…. pocos segundos, es una función vital. Muchas veces olvidamos lo importante que es, tal vez porque es un acto automático, si comprendiéramos que una inspiración controlada y profunda favorece la relajación, nos libera la tensión acumulada y nos produce bienestar, aumentando considerablemente nuestra calidad de vida. 

Como decía Joseph Pilates: “Toda vida se inicia con una profunda inhalación y se extingue con una profunda exhalación”.

1 comentario en “El cuento de los sentidos”

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